Me abriré las venas, me saldrán palabras.

martes, 1 de diciembre de 2020

Las emociones apátridas

Verás

la distorsión en la agonía,

la insensatez en la desidia,

la fragilidad de la armonía.

Verás arder las primaveras.

 

Verás,

no quise huir desubicado.

No quise amar lo desahuciado.

No quise asir lo desterrado.

Verás la sombra en mis quimeras.

 

Verás

que el olvido es todo cenizas,

que el hambre desensibiliza,

que el reloj no fraterniza.

Verás volver las calaveras.

 

Verás,

me gané a pulso este cansancio.

Me cansé de armarme de epitafios.

Me atrapó la niebla entre sus labios.

Verás la luz entre mis grietas.

sábado, 14 de noviembre de 2020

DESORDENANDO

 Cara de cruz.

Sed de hambre.

Tez bordada.

Todo (sigue) en orden.

 

A veces roces.

A veces voces.

A veces coces.

Todo (sigue) en orden.

 

La irreverencia sosegada.

La incertidumbre destripada.

La inapetencia desbordada.

Todo (sigue) en orden.

 

Desde el amor.

Desde la nada.

Desde el terror.

Todo (sigue) en orden.

 

No espero nada.

No tengo nada.

No busco nada.

Salvo desorden.

domingo, 17 de febrero de 2019

Singularidad

Bailan distantes los silencios
bajo la locura distópica
que dijo basta a la suerte
cuando empezaste a buscar
la eternidad en mi mente.

Crecen por dentro enredaderas
de espinas rojas, de flores fieras,
que vieron presa en mi miocardio
cuando empezaste a besar
la sangre que surcaba mi epitafio.

¿Será esta sed de infinito y sin calificativos
el amor en bruto que nunca nos enseñaron?
¿Será esta distopía demente y sin paliativos
el premio final que siempre nos negaron?

Será, por su propio peso,
un horizonte indeterminado de sucesos,
una singularidad perfectamente desdibujada,
una gravedad de constante ilimitada.
Será; nunca hubo dicotomía.

Será, por su propia esencia,
del abismo sin red su decadencia,
del espejo vacío su mejor reflejo,
del reloj sempiterno su segundo más viejo.
Será quererte o será agonía.

domingo, 8 de abril de 2018

La hiel que habito


La hiel que habito es infinita,
la miel de todas mis baladas de trompeta.
La hiel que visto es toda pena,
un eclipse solar en tierra yerma.

La hiel que habito no está escrita,
no hizo nunca trinchera en un poema.
La hiel que visto es toda guerra,
de mis ojos hizo cicatrices abiertas.

La hiel que habito nunca grita,
susurra el llanto a manos llenas.
La hiel que visto es todo grieta,
un vacío gutural de piel enferma.

La hiel que habito no me habita,
me hace eterno en la desidia,
me devuelve al miedo,
me vende a la nada,
me siembra al hambre de los cuervos.

La hiel que visto me desviste,
me desnuda hasta la lágrima,
hasta lo irracional de mi desgana
y se ríe, ella sí, porque siempre gana.

Y yo, yo que ya no habito nada,
yo que ya soy todo cenizas
porque nunca dije "basta"...